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Jesús es el pan de vida

"Yo soy el pan de vida"

Objetivo 

Fortalecer la enseñanza de Jesús, en la entrega de su cuerpo y sangre, no solo se convierte en el alimento esencial del cristiano, sino que nos invita a repetir sus gestos en favor de la comunión, el servicio y la entrega solidaria. 

Nuestra Vida

Sucedió un domingo por la mañana. El autobús salió de la terminal, rumbo a los cerros. Corría por la carretera, adentrándose más y más en las altas montañas. De pronto, el chofer detuvo el autobús, bajó y miró. 

- ¿Qué pasó? Preguntó uno.

- Se rompió una pieza. El autobús está sin dirección.

- ¡Que suerte tuvimos! ¡Este chofer es muy cuidadoso! ¡Ni nos dimos cuenta cuando sucedió!

- ¿Y ahora?

- Vamos a pedir ayuda y eperar a que venga otro autobús.

- Este no tiene arreglo?

- Aquí no.

- ¿Y nosotros tenemos que esperar en este lugar tan solitario?

- Sí. No hay otra opción.

 

Con rostro preocupado, todos bajaron del autobús. Cada uno se fue preparando para esperar el tiempo que fuera necesario. 

Con las horas, las personas, sobre todo, los niños, comenzaron a tener hambre, 

- ¿Que podemos hacer? ¡Tenemmos hambre! ¡Los niños no pueden soportar más!

De repente, Doña Gloria tuvo una idea. 

- Señores, Jesús alimentó a un pueblo con cinco panes y dos peces que alguien ofreció para repartir entre todos. ¿Por qué no hacemos lo mismo aquí?

Y allí, en aquel alto de la sierra, el milagro sucedió de nuevo. Cada uno fue abriendo la bolsa, Algunos hombres comenzaron a recoger lo que cada quien quien ofrecía. Juntaron un montón de comida:taquitos, galletas, plátanos, tortillas, dulces, pastel, queso, agua ...

Las mujeres separaron todo, pusieron orden y comenzaron a distribuir: primero los niños, después los grandes. Todos comieron y quedaron felices. 

La conversación se animó. Los niños jugaban o dormían. Cuando el autobús de refuerzo llegó, había allí, a la orilla de la carretera, una familia enorme, unida, alegre y alimentada por la fraternidad, que llevo a cada uno a compartir lo suyo en la igualdad e hizo que todos fueran más hermanos. 

  1. ¿Que fue lo más importante que sucedió en la historia?
  2. ¿Alguien ha vivido esta experiencia de compartir, o de recbir lo que alguien compartió?
  3. Y en nuestra casa, ¿cómo compartimos unos con los otros?
  4. ¿Nuestros padres nos enseñan a compartir? ¿De qué manera?
  5. ¿Qué aprendimos de esta historia?

Iluminamos nuestra vida

Algo similar sucedió un dia, cuando Jesús predicaba en un lugar distante de la ciudad. El pueblo estaba con hambre y Jesús y los apóstoles se preocuparon.

Marcos 6, 30-33

En el pueblo de Jesús, muchas personas eran muy pobres y pasaban hambre. Él les alimenta porque estaban sin comer hacía mucho tiempo y sentían mucha necesidad. 

¿Cómo respondieron Jesús y los apostoles a esta necesidad?
Primero organizaron al pueblo, formando grupos de 50 y 100 personas. Después, Jesús bendijo los 5 panes y los 2 pescados y los repartieron entre la gente. Y todos quedaron satisfechos. 

¿Qué quiso enseñar Jesus con este milagro de multiplicar los panes y los pescados? Quien tiene comida comparta con quien no tiene.

¿Existe esta realidad de hambre y pobreza en nuestro país y comunidad más cercana? ¿Dónde? (En comunidades indígenas, en zonas marginadas de nuestra comunidad, en la periferia de las ciudades, ... y hay muchos paises en el mundo en donde la gente muere de hambre. 

¿Cuáles pueden ser algunos de los motivos por los que existe esta realidad de miseria? (Practicas egoistas e injustas, mala distribución de la riqueza, distintas maneras de desperdiciar la comida, dejar en el plato la comida que no gusta o sirviendose más de la que necesita comer, ...)

En el relato del evangelio, vemos que Jesús y los apostoles organizaron a la gente y pusieron en común lo que tenían, Jesús bendijo ese gesto de compartir y todos pudieron comer hasta saciarse. Aprendemos que en una sociedad fraternal, el hambre se soluciona repartiendo entre todos lo poco que cada uno tiene. 

Lectura bíblica "Yo soy el pan de la vida"

A muchas personas les molesta pensar en las necesidades de los demás y prefieren no escuchar a Jesús. Les pasa como a aquellos discípulos que se retiraron escandarizados y no quisieron comprender nada más. Pero nosotros, después de lo que ya reflexionamos en la catequesis de este año, sí sabemos el sentido y las enseñanzas de Jesús y podemos decir como Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna".

Creemos que él está presente en el pan eucarístico que vemos, en medio de la comunidad. Si creemos en él y vivimos lo que él vivió y enseño sobre el amor, el compartir, la fraternidad, la comunión y la unión con él, tendremos una vida feliz. Viviremos en una nueva sociedad donde todos los bienes de la naturaleza y el fruto del trabajo del hombre se distribuirán con mayor equidad, amor y justicia. Y esto debe comenzar ahora a partir de nosotros. Entonces, cuando esto suceda de verdad, la vida será bonita y feliz para todos y la gloria va a ser sin fin: ¡será la vida eterna! Es la experiencia de recibir la eucaristia. 

Nos comprometemos 

Jesús alimenta al pueblo con dos tipos de alimentos: uno que sacia el hambre del cuerpo y el otro que sacia el hambre del espíritu y del corazón. Si comulgamos el Pan de la Palabra y el Pan de la Vida, los dos alimentos nos fortalecen, crecemos como personas, nos ayudan a seguir a Jesús siempre, en cada momento y en cada circunstancia.


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